Lo que no creo que le pase a todo el mundo es que, luego de una semana de posponer probar la sopa Udon (principalmente porque la fila es larga y todo es tan rapido que me daba miedo terminar con un litro de sopa y sin cuchara) finalmente el cocinero estaba libre y amablemente me pudo indicar como debia pedirla. Segunda ventaja, el lugar estaba relativamente vacio asi que podia ubicarme en un lugar estrategico donde, en caso de que los gigantescos fideos decidieran salir volando, no pasara mayor verguenza (a la verguenza regular ya estoy casi acostumbrada).
Elegi la ultima mesa, con seis sillas y me ubique en medio con mi sopa, imaginandome yo el Capitan Nemo a punto de atacar los tentaculos de mi sopa. Tome mis pailtos y comence a aventurarme entre los champinones, y, cuando ya tenia el objetivo entre mis palitos a punto de ser disminuido... Llegan dos senores y se sientan a mi lado. No tendria nada de particular si no vistieran de blanco y usaran gorrito de cocina. Para este momento los fideos habian regresado a la profundidad de las verduras y yo decidi no amilanarme, pero diez segundos despues comenzaron a caer como gotitas de lluvia mas comensales, y al ver que el comun denominador era la vestimenta y el idioma casi espanol, le pregunte a quien tenia al frente si esa mesa estaba reservada, pero me lo nego de lo mas amable. 'Bueno' me dije 'hay espacio suficiente, se sociable'. Porsupuesto eso nunca funciona, porque no habia dejado de preguntar y seguian llegando vecinos, seis, siete ocho creo que se acomodaron diez y mi fabulosa idea de sentarme en el centro me situaba en medio de la accion: 'pasame el pan', 'quien tiene los vasos?' 'Hay mas refresco?'.
Enseguida me vino a la mente: 'Acuerdate lo que le paso a Nemo, deja al calamar tranquilo'. Mi siguiente pensamiento me llevo de regreso a Peru y a la persona mas sociable y adaptable del mundo, quien hubiera pedido a su vez su porcion de pan y refresco, pero no, demasiado lejos de esa realidad me conforme con pescar un par de ahogados trocitos de tofu, mirar la hora con horror y decidirme a partir. Luego de innumerables 'excuse me... excuse me... excuse me...' finalmente logre hacerme paso fuera del abismo. Esto sin mencionar que porsupuesto yo no vestia de blanco asi que era el chin chin marron caido en medio del chantilly.
En mi casa la lucha fue distinta y debo admitir que he de pensarlo dos veces antes de volver a la linea de la sopa, es mejor mantenerse por el momento en el anonimato como el Capitan Nemo, pero claro que no era un gran sacrificio si el podia comer sushi todos los dias.
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